Este artículo se lo dedico a las chicas de la Selección femenina de baloncesto que ganaron ayer el Eurobasket. No tendrán una gran audiencia, y si el encuentro hubiese sido durante la madrugada, únicamente lo habrían visto tres gatos; pero por su lucha, entrega y calidad deberían ser las verdaderas protagonistas de las portadas de los periódicos de hoy.
Lo digo bien alto: me encanta ver los partidos de la Selección española tanto de baloncesto como de balonmano femenino, tal vez cometen más impreciones de la cuenta, pero le ponen tantas ganas que grito sus canastas o sus goles como si fuera una canasta de Gasol o un gol de Entrerríos. De hecho reconozco que me considero fan absoluto de Macarena Aguilar, que para quien no lo sepa es la gran organizadora del equipo de balonmano de España y es que a parte de su gran calidad, es capaz de pelear y luchar por un balón con jugadoras que le sacan dos cabezas y lo que es mejor se lo lleva. Ayer sentí con Sancho Lyttle la misma sensación que con Macarena, y es que con una estatura y un cuerpo de lo más normalito fue capaz de zamparse ella sola a pívots que le sacaban unos cuántos centímetros y muchos kilos de más, simplemente, como haría Felipe Reyes, por colocación, calidad pero sobretodo por ponerle muchas más ganas que su rival. Bien es verdad que ayer estuvo secundada por una gran Lima en esa lucha encarnizada dentro de la zona, pero Lyttle con su actuación otra vez memorable, unida a su extraordinario rendimiento todo el torneo, tuvo el justo premio de llevarse un merecidísimo MVP del torneo.
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